Volvamos a la «lucha»

A veces, cuando menos podemos hacer algo, como por ejemplo, cuando nos encontramos lesionados, más motivación tenemos. Y gracias a esa ilusión y a esas ganas conseguimos salir adelante. Otras veces, la motivación simplemente se va e incluso existen ocasiones en que nos preguntamos que por qué se ha ido, si todo iba bien. ¿Dónde ha ido a parar?

La verdad es que si alguna vez te has sentido bien, con confianza en ti mism@, con ilusión y con una gran motivación sabrás que es probablemente ese estado, junto con el trabajo duro el que te ha llevado a conseguir todas tus metas. Pero, ¿Y cuando aún con todo ello crees que no estás consiguiendo los objetivos que te gustaría lograr? ¿Y cuando te olvidas de disfrutar? O cuando piensas que no estás evolucionando en tiempo y forma cómo te gustaría. ¿Quizá no lo estás haciendo bien?- Te preguntas- ¿Quizá realmente «no lo querías con tantas ganas»? ¿Y si algún suceso ha afectado de forma totalmente negativa a tu motivación, a tu positividad? ¿Qué hacer con la motivación cuando queremos que esté y no tenemos ni idea de a dónde ha ido?

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En este punto es interesante diferenciar entre la motivación externa y la interna, pues ambas son realmente importantes. En cuanto a la motivación externa, podríamos decir que es aquella que vamos a poder encontrar a nuestro alrededor, en las personas, hechos y circunstancias que nos rodean cada día. Si nos ha pasado algo malo, estamos tristes o simplemente creemos que estamos un poco decaídos para enfrentar alguna actividad en la que necesitamos un mínimo de ganas, en muchos casos recurrimos a vídeos de motivación, a la energía que puede transmitirnos un grupo de amigos o compañeros, a alguna charla motivadora o a algún tipo de libro de motivación personal.

¿Qué ocurre? Que normalmente la motivación externa es temporal. Sí, probablemente nos ponemos «a tope» durante un tiempo, e incluso llegamos motivados al momento X, pero la vuelta «al mundo de carne y hueso» acaba sucediendo, y es dura. Supongo que lo suyo está en aprender a superar este punto. En adaptar la motivación a nuestras realidades, a lo que realmente somos, aceptar dónde estamos y no dejar de ver nunca dónde queremos llegar, sin perdernos, y sin olvidarnos de disfrutar del proceso.

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Existe mucha gente que se dedica a encadenar motivación externa con motivación externa en todo momento. De un libro a una película y de ahí a una entrevista y de ahí a un documental increíble etc., pero se olvidan de implementarla en ellos mismos, de llevarla a la práctica, de interiorizarla y después se preguntan: ¿Y mi motivación? ¿Dónde ha ido a parar?

Pues es justo aquí dónde entra en juego la motivación interna, la buena (aunque la otra es totalmente deseable e interesante para contribuir a crear esta primera), la que sale de nosotros y nos representa porque se basa en valores, en ilusión y en auto-confianza. Esto es lo que diríamos «cuando sí lo queremos con muchas ganas». Esta motivación es la que nos llevará detrás de nuestras metas, la que nos ayudará a perseguir nuestros sueños. Pero, ¿Cómo hacemos para crearla, aumentarla o simplemente para reconocerla? Pues existen diferentes estrategias.

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En primer lugar, y aunque puede parecer realmente obvio, tienes que aprender a confiar en ti, y para ello es necesario tener una buena autoestima. Crearla o recrearla si fuera necesario porque eventos del pasado la han dejado tocada. Quizá no lo sabes, quizá crees que eres fuerte mentalmente, pero a lo mejor tu autoestima te está jugando un flaco favor. A lo mejor tienes que aprender a quererte y dejar de auto-sabotearte. En vez de centrarte en lo negativo echa la vista atrás y piensa en todo lo que has conseguido hasta ahora. Recuerda como superaste cada tropiezo en tu vida. Como resolviste situaciones que creías imposibles. ¿Lo hiciste tú, verdad? Pues entonces cree en ti. Y lucha. Piensa en cualidades positivas con las que cuentes y repítetelas, piensa que te mereces todo con lo que sueñas. Y en este punto, también es interesante acercarnos a las personas que mejor nos conocen y preguntarles por cualidades positivas que ven en nosotros. Seguro nos ayudan a seguir reforzándonos. Cree que puedes y trabaja por ello. A partir de aquí, y como siempre se suele decir ¿Por qué no miras las cosas con perspectiva? Cuando la negatividad y las malas sensaciones nos absorben sin duda lo mejor es tomar distancia, dejar de obsesionarnos, mirar de lejos, bien sea en la distancia o en el tiempo. ¿Hay cosas aparte de esto, verdad? ¿Hay más personas, momentos y situaciones fuera? Cosas que vendrán, momentos que pasaron y situaciones que seguro se irán. Entonces, ¿Qué me dices? Vas a salir adelante, ¿No?

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Somos humanos, no perfectos. Tenemos derecho a caer, a equivocarnos, a desalentarnos, a dejar de soñar, a verlo todo negro. Pero como también nos enseñaron en el cole desde pequeñitos, no todo son derechos. También tenemos deberes. En este caso el deber de levantarnos, de «curarnos los raspones», cómo se suele decir, ponernos las zapas, o las calas, o las dos cosas si queremos, y salir adelante. Tenemos el derecho a a tener malos momentos, pero sin duda tenemos el deber de re-inventarnos, de volver a la lucha, y de seguir soñando.

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¡A por una nueva temporada con la motivación  interna a tope y una maleta de sueños por cumplir sólo tan grande como las ganas por llevarlos a cabo! Porque, como siempre digo, «tú eres capaz de todo…», campeón/a.

Laura.

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