Sueños: el alimento del alma

Hoy me he comprado la revista Trail Run para pasar el rato en el tren. Incluía una entrevista a Kilian Jornet, quien, obviamente no necesita presentación y obviamente también, además de ser un extraterrestre, supongo que todos (o al menos todos a los que nos gusta la montaña) coincidiríamos en apuntar que su forma de vida sería el ideal de felicidad también para nosotros (forma de vida más que merecida, por supuesto).  Pues bien, teniendo en cuenta esto, se puede decir que me he sorprendido bastante cuando he leído las siguientes palabras salidas de la boca de Jornet: «muchas veces me siento fracasado porque mi ideal de vida está muy lejos de lo que yo estoy viviendo en este momento. Aquí veo que hay un gran camino de aprendizaje y adaptación».

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Así que me he puesto a darle al coco. Hay una teoría llamada «del horizonte» que básicamente viene a decir lo del tema de la utopía, porque ¿alguien cree que podría llegar a alcanzar el horizonte?

Pues eso, como el horizonte, todos tenemos en la cabeza una especie de «ideal de vida» formado por nuestros grandes sueños en una especie de fantasía. Pero cuando te acercas, se va alejando, se perfecciona, o va cambiando ¿no? Como dice Dani Rovira en el video «la vida me sonríe, pero siempre estoy esperando a que me suelte carcajadas». Los seres humanos nacemos con una capacidad para soñar infinita y tenemos que explotarla. Tenemos que mantenernos ilusionados siempre y perseguir esos sueños, pero, cuando los logramos ¿ya? Pues no. Cuando los logramos tenemos que seguir soñando, para poder vivir también estos nuevos sueños. ¿No?

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Y aquí hay otra cosa que me gustaría añadir. Hay gente que parece estar consiguiendo sus nuevos logros y al hacerlo, y estos no coincidir del todo con sus sueños se siente frustrada. Y es aquí donde hay que reorientar lo que pensamos si queremos conseguir la felicidad en la vida. Toda esta frustración debe transformarse en motivación. Mira de donde venías y a donde has llegado. Si has sido capaz de todo esto, por supuesto no vas a detenerte ahora.

Hasta Kilian reorienta su frustración finalmente en la entrevista: «Ir a la montaña, correr, esquiar, son mis pasiones. Al final tengo una vida muy bonita, no me puedo quejar. La aventura te enfrenta a la duda y para mí ahora mismo el enfrentarme a la posibilidad del fracaso es lo que más me motiva. Los récords me dan de comer pero la aventura me alimenta el alma».

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Toca seguir adelante en busca de nuevos horizontes, toca seguir soñando, toca seguir viviendo.

¡Hasta la próxima, campeones!

Laura.

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